Con motivo del Mundial Femenino, los argentinos de Waiheke fueron a ver al seleccionado albiceleste al estadio Eden Park de Auckland, en el debut ante Italia y muchos planean viajar hasta Hamilton, a unos 130 kilómetros, para el último cotejo ante Suecia.
Waiheke es una isla paradisíaca que queda en el Golfo de Hauraki sobre el Océano Pacífico, a 35 minutos de ferry desde Auckland. Esta isla del Norte de Nueva Zelanda es reconocida por sus playas de agua turquesa y cristalina, sus bodegas y viñedos, y por un equipo de fútbol lleno de argentinos que ascendió siete veces en ocho años.
Alan Llunes, el capitán de Waiheke United AFC, camina por Palm Beach -una de las playas más lindas de la isla- con su hijita.
Hace casi diez años llegó con sus amigos del colegio Facundo Calvo y Pedro Gatica, de Olivos a Nueva Zelanda. Empezaron a jugar al fútbol en el club del lugar como hobby y se volvieron fundamentales en la estructura del equipo.
Se sumaron más latinos y Waiheke United fue subiendo de categoría hasta llegar a la Primera División de la región norte del fútbol neozelandés, donde milita por ejemplo el Auckland City, club que fue tercero en el Mundial de Clubes de Marruecos en 2014. «Ascendimos siete veces en ocho años, es verdad, pero después New Zealand Football puso una nueva regla de que no podían poner más de cuatro inmigrantes, y somos casi todos inmigrantes entonces estamos en la segunda categoría», le cuenta Llunes a Télam.
«Los ‘Kiwis’ terminan la escuela y por lo general se van de Waiheke a estudiar a otras ciudades, entonces no hay muchos jugadores locales», explica Alan.
Llunes, hincha de River (tiene tatuado CARP en una pierna), periodista deportivo, chef y que ahora maneja una empresa de jardinería, es uno de los 20 argentinos que integran el Waiheke United, conducido por un DT etíope y que juega con camisetas rojas y blancas.
«Entrenamos lunes, martes y jueves y jugamos los sábados. Cada fecha se seleccionan dos equipos de 16, uno para la reserva Sub 23 y otro para la Primera. En la Primera sólo puede haber cinco inmigrantes más uno de cualquier isla del Pacífico. En la reserva se pueden anotar inmigrantes ilimitados pero solo cinco mayores de 23», explica el defensor y capitán de 34 años.
La mayoría de los latinos (argentinos, uruguayos y chilenos) que están en el plantel vinieron con la «working holiday visa» que les dura un año. Otros, como Llunes, ya están instalados en Nueva Zelanda hace tiempo. Sus amigos de toda la vida y «fundadores» del equipo se fueron a Australia y Barcelona.
Es domingo a la tarde. Todo está tranquilo en Waiheke Island, que en verano explota de turistas. Es invierno pero hay sol y algún que otro valiente se mete al mar. Leandro y Omar, dos amigos de Villa La Angostura que viven acá hace poco, toman mate en la playa. Alan se acerca a saludar. Se conocen casi todos los argentinos en este lugar de unos 8.000 habitantes que no tiene semáforos.
Leandro, de 31 años, llegó hace casi ocho meses y trabaja en la construcción. Omar (31) se vino desde Andorra hace dos y está en la jardinería.
Hay fiestas de latinos todos los sábados, un grupo de cumbia y el equipo de fútbol Waiheke United FC que tiene una hinchada espectacular. Nunca faltan los bombos, los cantitos, las banderas, las camisetas de los equipos argentinos, de Maradona, Messi, Los Piojos, la Selección.
Con motivo del Mundial Femenino en Australia y Nueva Zelanda, los argentinos de Waiheke fueron a ver al equipo de Germán Portanova al estadio Eden Park de Auckland, en el debut contra Italia, y muchos planean viajar hasta Hamilton, a unos 130 kilómetros, para el último encuentro ante Suecia.
«Está creciendo el fútbol femenino. Acá en Nueva Zelanda, las mujeres juegan muy bien, hasta mejor que nosotros», coinciden. «Y en la isla arman equipos y se juntan a jugar».
Santiago y Nicole, parejita de 26 años, también son de Buenos Aires y llegaron hace un par de meses a estudiar inglés y trabajar -de lo que toque- con la visa «working holiday». Se instalaron en Auckland y vinieron de paseo a Waiheke.
Cruzaron en el ferry que sale cada hora y alquilaron una moto para recorrer la isla de 92 kilómetros cuadrados. «Yo estuve en la ceremonia inaugural del Mundial, me anoté y entré para bailar, aunque me tocó estar con una camiseta de Colombia, no de Argentina», se ríe Nicole, maestra mayor de obras, que renunció a su trabajo en Buenos Aires para hacer esta experiencia.
«¿Ellos también son argentinos?», se sorprende Santiago. Sí, en esta tarde de domingo, en la playa de Palm Beach, a más de 9.000 kilómetros de nuestro país, Waiheke Island está repleta de compatriotas. Y, la verdad, es un poco sorprendente.