Los combates estallaron el sábado entre las fuerzas de dos generales que tomaron el poder en un golpe de estado de 2021: el jefe del Ejército, Abdel Fatah al-Burhan, y Mohamed Hamdan Daglo, jefe del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido.
La capital de Sudán, Jartum, continuaba sumida entre tiroteos y ataques de artillería de las fuerzas leales a los generales rivales que se enfrentan desde el sábado, a pesar de los incesantes llamados de la comunidad internacional para observar un alto el fuego.
Miles de personas seguían huyendo de la capital de 5 millones de habitantes en un intento de escapar de los bombardeos que sacuden esta ciudad, la región occidental de Darfur y otros puntos del país árabe del noreste de África.
Los combates estallaron el sábado entre las fuerzas de dos generales que tomaron el poder en un golpe de estado de 2021: el jefe del Ejército, Abdel Fatah al-Burhan, y Mohamed Hamdan Daglo, jefe del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
«En algunos barrios del centro huele a muerte y a cadáveres», dijo un testigo citado por la agencia de noticias AFP, mientras se dirigía a una zona más tranquila.
Cerca de 330 personas murieron y 3.200 resultaron heridas en seis días de enfrentamientos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el organismo de salud de la ONU.
«A las cuatro y media de la mañana nos despertó el ruido de los ataques aéreos. Cerramos todas las puertas y las ventanas, por miedo a que entrara alguna bala perdida», dijo a AFP otro habitante de Jartum, Nazek Abdallah, de 38 años.
Muchos habitantes debieron huir a pie debido a que el precio de la nafta se disparó y el litro trepó hasta los 10 dólares, en uno de los países más pobres del mundo.
Muchos habitantes debieron huir a pie debido a que el precio de la nafta se disparó y el litro trepó hasta los 10 dólares, en uno de los países más pobres del mundo.
Para salir de Jartum debían someterse a cacheos y preguntas de los hombres apostados en los puestos de control de las FAR, y del Ejército.
Varios de los que huyen debían además abrirse paso entre los cadáveres que yacen al borde de las calles, los tanques y camionetas calcinados y evitar las zonas más peligrosas de la ciudad, de donde se elevaban espesas columnas de humo negro.
Desde que la lucha por el poder, que llevaba semanas latente entre los dos generales, degeneró el sábado en batalla abierta, la confusión es total para los 45 millones de sudaneses.
Ambos bandos siguen prometiendo treguas que nunca respetan.
En las calles sembradas de escombros, es imposible saber quién controla las principales instituciones del país.
La aviación regular, que tiene como objetivo las bases y posiciones de la FAR diseminadas por zonas pobladas de Jartum, no duda en lanzar bombas, a veces sobre hospitales, según médicos.
En cinco días, «el 70% de los 74 hospitales de Jartum y de las zonas afectadas por los combates han quedado fuera de servicio», según el Sindicato de Médicos de Sudán.
Varias organizaciones humanitarias debieron suspender la ayuda, crucial en un país donde más de una de cada tres personas pasa hambre en tiempos normales.
Los civiles que permanecen en sus casas están cada vez más desesperados ante la escasez de alimentos, los apagones y la falta de agua potable.
Los civiles que permanecen en sus casas están cada vez más desesperados ante la escasez de alimentos, los apagones y la falta de agua potable.
La ONU, la Unión Africana, la Liga Árabe y otras organizaciones regionales tienen previsto reunirse nuevamente para pedir un alto el fuego.
En medio de este caos, Egipto logró, gracias a una mediación de Emiratos Árabes Unidos (EAU), evacuar a 177 de sus soldados que se encontraban en una base aérea del norte de Sudán, según indicaron ambos países.
El Ejército sudanés había dicho en un primer momento que esos soldados habían sido capturados por los paramilitares, pero luego corrigió su comunicado y dijo haber empleado erróneamente el término «capturados».
Otros 27 soldados egipcios capturados fueron entregados a la Cruz Roja Sudanesa, que a su vez los llevó a la embajada egipcia el jueves.
EAU dijo haber «liderado» la mediación para la liberación de estos militares. Egipto apoya al Ejército sudanés, y EAU tiene lazos con las FAR.
Tres empleados Programa Mundial de Alimentos (PMA), de la ONU, murieron por los combates en Darfur.
Naciones Unidas denunció además «saqueos» de sus reservas y «ataques» contra su personal, incluyendo sexual, y suspendió sus operaciones en Sudán.
El estallido de violencia fue la culminación de las divisiones entre el Ejército y las FAR, creadas en 2013 por el depuesto líder autocrático Omar al Bashir, derrocado por Burhan y Daglo en abril de 2019, tras grandes protestas contra sus tres décadas de gobierno férreo.
En octubre de 2021, los dos hombres encabezaron un golpe contra el gobierno civil instalado tras la salida de Al Bashir, poniendo fin a una transición apoyada por la comunidad internacional.
Burhan, un militar de carrera formado en Egipto y oriundo del norte de Sudán, ha dicho que el golpe era «necesario» para incluir a otras facciones en la política.
Pero Daglo dice que el golpe fue un «error» que no logro generar cambio y más bien reforzó a los remanentes del régimen de Al Bashir.
Fuente Télam