No quedaron dudas que a lo largo de este año y medio que convivimos con la pandemia, el virus también provocó destrozos en la salud mental y psicológica de tod@s. El encierro, estar lejos de la familia, perder a un ser querido, quedar sin trabajo o cerrar un emprendimiento de años, fueron algunas de las cosas que nos tocó y toca sufrir producto del Covid. ¿Pero cuánto hemos contribuido a eso?, es lo que trataremos de explicar humildemente desde nuestra óptica.
Esta semana, el país y particularmente la provincia estuvo marcada por hechos que llenaron de esperanza a la sociedad. Desde la distribución iniciada por el Ministerio de Salud de la Nación de la segunda dosis de Sputnik V, producidas en Argentina, hasta los 2000 adolescentes en el Parque de la Familia en la zona sur de la Ciudad de La Rioja. Sumando esta especie de “nueva normalidad” en la que vivimos, donde semana tras semanas comienzan a rehabilitarse actividades, que hacen ver, protocolos mediante, cada vez más lejos la pesadilla del Covid.
Pero, ¿Salimos mejores?, la respuesta es no. Porque el ADN destructivo y autodestructivo que tenemos los humanos y en particular la mayoría de los argentinos, sigue vivo y más vigente que nunca. Esta semana se conocieron fotos del cumpleaños de la Primera Dama en julio del año pasado. En pleno aislamiento obligatorio. Cuando nadie, más que los trabajadores esenciales, podían asomar la cabeza a la calle.
Sin embargo, este torpe e imperdonable acto del Primer Mandatario nacional, comenzó a relativizarse por las ya popularmente conocidas Fake News o Noticias Falsas. Más de uno dudamos cuando vimos la foto y eso no es por fanático, peronista o kirchnerista. Dudamos porque nos envenenaron tanto la cabeza con mentiras que llegamos al punto sacarle gravedad a un hecho totalmente repudiable.
Párrafo aparte, para los pedidos de disculpas que realizó el presidente Alberto Fernández. ¿Alcanza?, no. ¿Será Alto el Costo Político?, posiblemente si. Pero no podemos dejar pasar la importancia de que la clase política reconozca errores. Si estas pedidas de disculpas hubieran sido acompañadas por el funcionariato nacional y no trataban de justificar con otros errores, hubieran tenido una mayor repercusión. Yo hice pero el otro es hizo más, el yo estuve mal pero el otro peor es cada vez más y más moneda corriente, que socava la credibilidad y legitimación de las fuerzas políticas y sus representantes.
Volviendo a lo que estábamos hablando. Esta semana, cuando 2000 mil pibes junto a sus padres concurrieron a vacunarse, Dejaron al descubierto otro de los tantos hechos que nos envenenaron la cabeza. Mientras circulaban por redes sociales fotos del operativo, también circulaba una tapa del diario Clarín que aseguraba que en este año quedarían sin vacunarse las personas de entre 18 y 60 años sin enfermedades previas, cosa que también reflejaron algunos medios locales con el único fin de generar zozobra por la línea editorial contraria al gobierno.
Esa tapa, al igual que muchas otras, y algunas portadas de medios provinciales, no fueron pensadas con hecho de informar sobre lo que estaba sucediendo. Esas portadas fueron pensadas con el solo objetivo de generar malestar en la gente que ya venia con la salud mental deteriorada. Esos títulos no fueron pensados para informar, sino para dañar.
Muchos pensábamos que podíamos salir mejores, que podíamos pensar en salir todos juntos pero sobretodo dejando una enseñanza a las próximas generaciones. No todo es negativo, incursionamos en nuevas tecnologías, nuevos métodos de estudio y enseñanza y conocimos el término teletrabajo. No queremos parecer nostálgicos, pero la pandemia nos enseñó lo efímera de la vida y la importancia de vivirla de la mejor manera y que nadie se salva solo, sino que entre todos salimos de esto. Quedan poco para lograr que se inmunícese el rebaño que nos permitirá menguar los impacto de las nuevas cepas, aprovechemos para pensar en el proceso e insistir en la posibilidad de salir mejores de lo que entramos en esta pandemia.