José “Camello” Di Leo, exayudante y amigo del exentrenador argentino, se refirió al avance del cuadro neurodegenerativo que padece y que hace que por momentos “ya no conoce” a su entorno ni recuerda su historia.
Edgardo Bauza tiene 64 años y sufre una enfermedad neurodegenerativa que golpea con dureza a su entorno. Fue su hijo, Maximiliano Bauza, quien tiempo atrás confirmó que el “Patón” tiene una “demencia temporofrontal”, lo que provoca el deterioro acelerado de la memoria y el conocimiento. Y por estas horas fue José “Camello” Di Lello, su exayudante y amigo, quien habló con crudeza del avance del cuadro
Di Lello fue el fiel ladero del “Patón” Bauza durante 24 años de socios en los distintos cuerpos técnicos que integraron. Lo vivido en ese tiempo los convirtió en amigos o incluso más: “Fuimos y somos hermanos, todo lo que le está pasando duele mucho”, reconoció en una profunda entrevista que brindó en Súper Deportivo Radio, programa que se emite por Radio Villa Trinidad.
Bauza, de 64 años (nació el 26 de enero de 1958 en la localidad santafesina de Granadero Baigorria), padece una enfermedad neurodegenerativa que, entre otras cosas, lo mantiene alejado de su profesión de director técnico desde septiembre de 2021.
Todas las declaraciones de José “Camello” Di Lello sobre el “Patón” Bauza y la enfermedad que padece
- “Cuando vi el busto del Patón me puse mal, porque él no puede disfrutar y valorar lo que le están haciendo (NdR: el último domingo, dirigentes de Rosario Central y los exintegrantes del cuerpo técnico inauguraron un busto en homenaje al exjugador y exdirector técnico campeón con el club).Me hubiera gustado que esté, pero por su problema tiene que estar tranquilo en su casa. Tuve un día de mucha angustia, tristeza y se me mezclaron muchas cosas. Fuimos y somos hermanos, todo duele mucho”.
- “El Patón está en Quito (Ecuador). Fue y es muy duro lo que está viviendo. Cuando me enteré de su enfermedad, no quería trabajar más. Me pegó tan fuerte que no quería saber más nada, porque cada cosa que hacía como entrenador, me la pasaba pensando en él. Me cuesta mucho no compartir todo eso con él”.
- “Uno nunca está preparado para esto. Me duele haber logrado muchísimas cosas y ahora no poder disfrutarlas juntos. Siempre hablábamos de retirarnos juntos y que ibamos a ir a ver todos los Mundiales”.
- “Son etapas muy diferentes y duras. Hubo una etapa donde todavía podía hablar. Ahora estamos en una etapa donde es necesario forzarlo a qué se acuerde o no. Me pasa que estoy con él, lo visito y termino lastimándome. Es como que se esta forzando todo y no tiene sentido. Es muy difícil”.
- “Ya superé esa etapa donde mE conoce o no. Solo quiero que esté tranquilo”.
- “El Patón nunca le tuvo miedo a nada y todo lo hizo simple”.
- “Todo surgió cuando dejó de dirigir. Empieza a decaer cuando dejó Central. Desde lo futbolístico estaba intacto”.
- “Siempre me preguntaba: ¿hicimos tan bien las cosas para tener lo que nos merecemos?”.
- “En enero o febrero voy a ir a Ecuador. Tengo ganas de verlo y no me importa si no me conoce. Quiero verlo como está. Todos los días pienso que todo lo que le pasa es una mentira y vivo con esperanza de que vuelva a ser él. Cada vez que hablo me pongo mal”.
- “A mí me da mucha pena acordarme de cuando me decía que él iba a laburar hasta los 68 años y yo hasta los 64. El me decía que lo único que quería era tener su casita, una pileta y un parrillero para comer un asado con los amigos. Me da mucha angustia que yo pueda disfrutar y él no lo pueda hacer. Eso me hace mal, mal. Él no sabe lo que le está pasando y vive otra realidad. A veces digo qué injusticia todo, qué pena”.
La anécdota de la noche en que ganaron la Libertadores, pero el Patón Bauza estaba enojado
“Salimos campeones de América en el Maracaná, ya habíamos dado la vuelta con la Liga. El Patón iba adelante mío en el interminable túnel del Maracaná, yo me venía abrazando solo de la alegría que tenía. De repente veo que se para en la mitad del túnel, se da vuelta, y me dice: ‘Mañana a las 10:00 am, nos juntamos, porque no podemos hacer tantas cagadas juntas en un partido final’ (perdimos 3-1). Yo le dije: ‘Deja de romper las bolas, fuimos campeones de América’. Al día siguiente a las 10 de la mañana estaba esperándome en el bar y yo me había acostado a las 9:30 horas de la mañana. Un hijo de puta, era así. Siempre quería más”.
La angustia por el difícil presente del Patón Bauza
“Cambiaría no haber ganado nada de lo que ganamos con el Patón y estar dirigiendo la primera D, sin agua y con muchas necesidades, pero con él Patón sano y feliz”.