La producción de alta fantasía, precuela de la exitosísima «Game of Thrones», llegó con buen recibimiento al streaming tras un proceso de realización que, como aseguró en diálogo con Télam uno de sus cocreadores y coshowrunners, Ryan J. Condal, «tuvo que ver más con descubrir cuánto hacerla parecida a la serie original antes de redireccionarla y hacer que fuera única por sí misma».
«House of the Dragon», producción de alta fantasía y precuela de la exitosísima «Game of Thrones» que desde su lanzamiento el pasado domingo ya se posicionó en HBO Max como el estreno de series más visto en la historia de la plataforma en toda Latinoamérica, llegó con buen recibimiento al streaming tras un proceso de realización que «tuvo que ver más con descubrir cuánto hacerla parecida a la serie original antes de redireccionarla y hacer que fuera única por sí misma».
Así lo aseguró en diálogo con Télam y otros medios internacionales uno de sus cocreadores y coshowrunners, Ryan J. Condal, guionista de cintas como «Hércules» (2014) y «Rampage: Devastación» (2018) que con este proyecto cumplió, en sus palabras, uno de sus sueños: el de colaborar junto al escritor George R. R. Martin para la adaptación de su obra, situada en el medieval escenario de Westeros y plagada de violencia y oscuras maniobras políticas.
«Creo que la clave era el tono de ‘Game of Thrones’ porque era muy específico y está muy intrínsecamente unido con el trabajo de George, así que una vez que pudimos descubrir exactamente el punto, modificamos el rumbo de los guiones y la dirección para estar en ese mismo lugar», ahondó Condal sobre esta propuesta que se traslada unos 170 años antes de lo visto en la antecesora para abordar de lleno la historia de la poderosa familia Targaryen.
«Es una historia muy compleja y decidimos abordarla de una forma lineal, porque queríamos un método simple para contarla. El libro se va a transformar en una pieza de compañía para la serie y viceversa, van a enriquecerse entre sí»
Es que aunque su trecho final decepcionó tanto a la crítica como al público -que incluso juntó firmas para que se elaborara nuevamente-, la tira original cautivó a millones de espectadores y espectadoras a lo largo de sus ocho temporadas con una estética y una narrativa atrapantes, en una feroz disputa entre las casas gobernantes de los Siete Reinos por ocupar el famoso Trono de Hierro mientras una terrible amenaza sobrenatural se acercaba para destruirlo todo.
Ahora, la trama de «House of the Dragon» gira en torno al linaje del que descendía la conocida Daenerys Targaryen, la «Madre de los Dragones», y sigue los inicios de su descomposición interna luego de mantenerse durante un siglo con el liderazgo indiscutido del territorio, a fuerza de riquezas y el dominio sobre los temibles e intimidantes dragones que pululaban los cielos de Westeros.
La crisis interna y el complejo entramado de rosca política, traiciones y secretismo se condensa alrededor de la figura de Rhaenyra (Emma D’Arcy), la primera mujer designada para heredar el trono en la historia, y el triste devenir de su estrecha amistad con Alicent Hightower (Olivia Cooke), todo orquestado y motivado por las lógicas patriarcales que las rodean en la Corte.
Los hechos se suceden entre escenarios, vestuarios y diálogos muy familiares para las y los seguidores de «Game of Thrones», producto de una búsqueda de sus creadores para dar con un «balance constante» a la hora de llevar la ficción de la novela «Fuego y sangre» a la pantalla chica.
«Querés que luzca como Westeros en la forma en que los fans la recuerdan, pero también tenés que comunicar esta idea de que es una era diferente, incluso siendo un período en donde los avances tecnológicos ocurren muy lentamente, mucho más que en nuestro mundo moderno. El truco era descubrir cómo debía lucir el diseño de producción, qué cambios hubo y qué cosas se mantenían», resumió Condal en ese sentido.
«Me parece que lo interesante y diferente de este libro en especial es que está escrito como una novela histórica ficcional, con una voz que recorre tres registros sobre este evento e intenta descubrir qué fue lo que realmente pasó»
Ryan J. Condal
A su lado -tanto en la entrevista como en la vida real a la hora de trabajar- se encontraba el cineasta inglés de origen argentino Miguel Sapochnik, quien además de ser coshowrunner también dirigió algunos episodios de esta primera entrega de diez episodios.
En la misma línea de su colega, Sapochnik -que fue premiado en los Emmy por su labor al mando de los dos episodios finales de la sexta temporada de «Game of Thrones»- agregó que su aporte en este proyecto fue un desprendimiento de su aprendizaje en la original, donde con el paso del tiempo «y de manera inintencional, apareció y se instaló una influencia» de su estilo en el resto de la serie.
«Teníamos que buscar lo apropiado para la historia, que es la opulencia del imperio Targaryen en su cumbre. Hay movimientos de cámara muy dramáticos y mucha belleza y elegancia en todo. Tenés que entregarte, es simple, elegante y si mirás un poco más allá, hay una complejidad que la transforma en algo más que la suma de sus partes. Así que intentamos apegarnos a lo que ya sabíamos y conocíamos», explicó el realizador.
En tanto, Condal expresó su deseo de que el público «encuentre muchas similitudes con el libro», ya que le prometió a su autor que iban a mantenerse lo más fieles posibles a su obra: «Creo que lo logramos, me parece que lo interesante y diferente de este libro en especial es que está escrito como una novela histórica ficcional, con una voz que recorre tres registros sobre este evento e intenta descubrir qué fue lo que realmente pasó», dijo.
«Es una historia muy compleja y decidimos abordarla de una forma lineal, porque queríamos un método simple para contarla. El libro se va a transformar en una pieza de compañía para la serie y viceversa, van a enriquecerse entre sí», consideró sobre la ambiciosa tira, que implicó la coordinación de dos unidades de producción rodando a la vez para dar con los tiempos y los requerimientos del proyecto.
Finalmente, la dupla se refirió a sus expectativas alrededor del estreno de semejante promesa para todo un público ávido de ver más sobre el universo creado por Martin: «Espero que hayamos hecho algo interesante y entretenido, en última instancia se supone que es una forma divertida de escapar un rato, y creo que por momentos puede ser trágica y desoladora, pero me parece que el público va a poder desaparecer en ese mundo», señaló Condal.
«Este no es un show político, aunque pasan muchas cosas políticas, y no estamos intentando enseñar nada al respecto, sino construir temas y motivos e ideas que exploraba la serie original pero presentándolos de una manera novedosa. Pero algo que pasa en este género, como en la ciencia ficción, es que también puede ser una forma de sostener un espejo frente a la sociedad moderna y que la gente atraviese una experiencia que no se dé cuenta que está teniendo hasta que ya la tuvo», agregó sobre los elementos que actualizan la trama y permiten observarla bajo la lente crítica sobre el patriarcado y la misoginia.
Por su lado, Sapochnik añadió que «los Targaryen no pueden estar más cerca de una raza aria si lo intentaran»: «Son fascistas, y estamos entrando en esta historia que trata sobre cómo es vivir en los zapatos de esta gente, que no cree que lo que está haciendo está mal. Pero no estamos salvando vidas, estamos haciendo una serie, y en principios queremos que la gente se entretenga», se atajó el inglés.