El Presidente encabezó la inauguración de la segunda reunión de la Conferencia de las Partes del Acuerdo de Escazú, el primer tratado ambiental de América Latina y el Caribe, en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner (CCK).
El presidente Alberto Fernández afirmó que «el mundo tiene una tremenda crisis climática, que condiciona el desarrollo y la prosperidad de muchas naciones y pueblos» y señaló que «el hemisferio sur no es el causante» de esta crisis, sino que es responsabilidad del «capitalismo financiero desbocado» que solo piensa en «profundizar ganancias».
«El hemisferio sur no es el causante de esa crisis, la causa es la avaricia humana, el capitalismo financiero desbocado que con tal de profundizar ganancias no mide los daños. Ese desarrollo generó una enorme desigualdad en el mundo», expresó Fernández.
Y continuó: «América Latina tiene poco que ver con la contaminación en nuestro ambiente. Menos tiene que ver África, que padece los efectos de un modo tremendo».
Así lo manifestó el mandatario al inaugurar la segunda reunión de la Conferencia de las Partes del Acuerdo de Escazú, el primer tratado ambiental de América Latina y el Caribe, en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner (CCK).
Allí dijo que «el mundo tiene una verdadera crisis climática que condiciona el desarrollo y la prosperidad de muchas naciones y muchos pueblos», y «pone en la discusión pública el problema de la crisis climática para darle la dimensión que tiene».
Y reiteró como en otros discursos que «diez personas tienen la misma fortuna que el 40% de los habitantes del planeta», lo que «hace de nuestro planeta un lugar invivible».
Fernández enfatizó que «los años pasan y la crisis no parece estar resolviéndose», y contó: «El año pasado me tocó presidir la Celac, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, y me di cuenta que el problema climático afecta a todo el continente y particularmente al Caribe».
En ese marco refirió que «ese avance de los mares en países insulares es un enorme resto. Pero no son solo el avance de la aguas, son tornados que antes no aparecían y se llevan poblaciones enteras».
Reseñó que la Argentina tuvo «la sequía más importante desde 1929, cien años prácticamente. Una sequía de una magnitud que nos afecta considerablemente», en la cual «el 30% producción de nuestra producción agropecuaria y ganadera se pierden, son divisas que dejan de ingresar, reservas que se pierden».
«Todos lo padecemos pero no todos tenemos la misma culpa», puntualizó, porque «América Latina tiene poco que ver con la contaminación de nuestro ambiente».
En ese marco, manifestó que «menos tiene que ver África, que padece y sufre los efectos de un modo tremendo», en donde «las zonas desérticas se van ampliando», y destacó que «aún le quedan las selvas, que proporciona oxígenos al planeta».
«Como nos quedan el Amazonas, los bosques chaqueños, el bosque andino», en la región, que «dan oxígeno al mundo desarrollado, que poco está preocupado».
Sobre el Acuerdo de Escazú
El Acuerdo de Escazú permite conocer «el problema de la crisis climática, darle la dimensión que tiene, permitirle a los actores de la sociedad civil lo que está pasando y saber qué están haciendo los gobiernos para salir de la crisis», señaló el jefe de Estado.
Fernández remarcó que América Latina es «acreedor climático, no deudor» y destacó que «tenemos los remedios para sobrellevar la tragedia» de la crisis climática.
«Tenemos que exigirle al mundo que adviertan que somos acreedores climáticos, no deudores. No causamos la tragedia y tenemos los remedios para soportar y sobrellevar la tragedia. Debemos trabajar unidos para hacer valer esta fuerza», sostuvo.
En esa línea, afirmó: «La globalización ha dejado de ser una comunidad de naciones y se está convirtiendo en una comunidad de regiones. Europa se une, se concentra para enfrentar el desafío que imponen China y Estados Unidos. ¿Y América Latina qué hace?».
«Algo que debemos lamentar es que en los años de (el expresidente de Estados Unidos, Donald) Trump se logró dispersar América Latina. En esa división perdieron los latinoamericanos solamente», denunció Fernández.
Y aseguró que «si estamos todos juntos, valemos mucho más que si en soledad vamos a debatir con el mundo».
Asimismo, pidió «llamar la atención de nuestros pueblos» y «preservar a los activistas ambientales que están cuidando nuestras vidas y la violencia que ellos padecen es la violencia de los poderosos».
«Queremos que algo cambie para que nada de esto siga ocurriendo, para que no tengamos que lamentar más la tala del Amazonas, para que nos demos cuenta de que estamos hablando de cómo vivimos mejor en nuestro hogar, el mundo, que a veces nos maltrata a los que menos tenemos», completó.
La inauguración de la Conferencia de las Partes del Acuerdo
Fernández estuvo acompañado por el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié; y la secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación, Cecilia Nicolini.
Precisamente Cabandié manifestó que el encuentro «tiene muchas décadas de luchas, de activistas ambientales, de movimientos sociales, de gobiernos, de sociedad civil».
El ministro desarrolló que «este acuerdo va creciendo día a día», que «es de la región» y es «un instrumento importante».
«Es un acuerdo universal de derechos humanos, de protección integral de las personas», puntualizó, y añadió que «reafirmarlo es positivo».
«Tenemos como desafío poder avanzar en la agenda de fondo. No desconocemos que hay países que persiguen a activistas ambientales y a los que defienden que la frontera agropecuaria no se extienda a los bosques nativos», explayó Cabandié.
«Quiénes están atrás de extender la frontera agropecuaria?», se preguntó, y contestó: «Las multinacionales».
«Este acuerdo nos pone exigencias», afirmó el ministro, y acentuó que «tenemos que ser exigentes puertas para adentro pero también puertas para afuera», porque «las mayores cantidades de emisiones se producen en el hemisferio norte».
Y enfatizó a «resolver las desigualdades de siglo XX y las ambientales del siglo XXI», completó.
Por su parte, Nicolini señaló que «colocar la agenda ambiental es urgente» y expresó que «Escazú tiene dos años de conferencias pero muchísimos años de historia y de trabajo».
Recordó que la «Declaración de Río de 1992 instaba a los estados al acceso a la información, a la participación pública y al acceso a la justicia a temas ambientales».
«Veinte años después se hizo la Cumbre Río +20, con el apoyo de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), para comenzar a desarrollar este tratado», que tuvo «muchísimo años de discusiones, de debate y de trabajo»
La funcionaria reseñó que el Acuerdo de Escazú «vio la luz 4 de marzo 2018, en Costa Rica, en la ciudad de Escazú», y lo calificó como «mucho más que una herramienta de justicia pionera, es un tratado de derechos humanos».
Ese Acuerdo «tiene un compromiso con los pueblos originarios», refirió Nicolini, y destacó a «las juventudes y organizaciones ambientales que reclaman, que nos hacen levantar la vara», en la cual «su militancia creo que es fundamental» para trabajar «por futuro mejor, más digno y mas justo, transformar el presente»
«Tenemos el deber moral de transformar el presente», resaltó, «en una región atravesada 500 años desigualdad, en la pobreza de nuestra gente, en la deuda insostenible contraída por esos países que desarrollaron».
Consideró asimismo que «la política es una gran herramienta para transformar, para corregir el rumbo que venía equivocado y en pensar en ideas superadoras».
«Escazú es una síntesis de todo eso», apuntó la secretaria, y puntualizó la idea de «trabajar como región cada vez más integrada, de la mano de la ciudadanía», y «continuar con la hoja de ruta de protección de defensores y defensoras ambientales», además de «mecanismos de financiamiento».
«Para eso creamos un fondo de contribuciones voluntarias», indicó, y puso como objetivo «cómo queremos desarrollo de América Latina y el Caribe para los próximos años» para «mejorar el acceso a la información, a la participación publica y a la defensa de nuestro defensores y defensoras ambientales»
«Los pilares de Escazú son los cimientos verdaderos para construir la democracia ambiental», concluyó Nicolini.
Estuvieron presentes los ministros de Desarrollo Territorial y Hábitat, Santiago Maggioti; de Trabajo, Raquel Olmos; de Obras Públicas, Gabriel Katopodis; y de Cultura, Tristán Bauer; y las secretarias de Legal y Técnica, Vilma Ibarra; y de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Mercedes Marcó del Pont; entre otros.
El Acuerdo de Escazú es el primer acuerdo regional ambiental de América Latina y el Caribe.
Además, es el primero en el mundo en contener disposiciones específicas sobre personas defensoras de derechos humanos en asuntos ambientales, indicaron fuentes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
El Acuerdo de Escazú
Fue adoptado en Escazú, Costa Rica, el 4 de marzo de 2018, y Argentina lo aprobó en 2020, mediante la Ley 27566.
Como parte de su esencia, el Acuerdo pone a las personas en el centro y tiene como objetivo garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos al acceso a la información ambiental, a la participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y al acceso a la justicia en asuntos ambientales.
También promueve la formación de autoridades y equipos de gobierno, la sensibilización ciudadana y la cooperación entre los países.
Fuente: Télam