Todas las recomendaciones parten de la premisa del respeto por la biodiversidad, El daño para la fauna silvestre ya está causado debido a la intervención del hombre. La naturaleza se regula sola y, cuando los humanos se meten, se rompe el equilibrio
La «guerra contra los carpinchos» en Nordelta ya saltó las fronteras. El diario inglés The Guardian publicó el fin de semana una nota en la que cuenta los pormenores de la invasión de estos roedores gigantes
«¿Ataque de roedores gigantes o guerra de clases?», se pregunta el tradicional periódico británico en el título del artículo publicado el sábado. En él cuenta cómo los carpinchos se reprodujeron y empezaron a importunar a los vecinos de «un enclave de amplias casas para ricos en medio de un paisaje de ensueño de lagos y arroyos».
“El traslado de los carpinchos es muy complejo. No solo porque son muy grandes y no es fácil capturarlos, sino porque –y lo más importante– no se sabe adónde sería” destacó María José Corriale, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet)
Paralelamente, la cuestión no se resolvería con esa acción, alertó la especialista. La presencia de esos roedores volvería a estar en boca de todos porque los animales continuarían con su proceso de reproducción, ya que la zona es su hábitat natural y van a volver a ingresar.
Para los carpinchos hubo una pérdida importante de su espacio. Antes, donde estaba el barrio había un humedal, por lo que su traslado es prácticamente imposible”, resaltó Alejandro Inti Bonomo. “Habría que relocalizar a las personas si lo pensamos desde el punto de vista ecológico-ambiental”, agregó el director de la licenciatura en Gestión Ambiental de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
El viernes, la Asociación Vecinal Nordelta (AVN), que administra los barrios, dijo en un comunicado que junto con la Dirección de Flora y Fauna bonaerense, la Municipalidad de Tigre y especialistas del Conicet trabajaban para buscar una solución que permita preservar el equilibrio ecológico