Tras superar el cuadro generado por una último una hernia de disco lumbar, Alberto Fernández será parte de los debates en relación a la la crisis medioambiental, la transformación digital, la seguridad alimentaria y la arquitectura financiera internacional.
El presidente Alberto Fernández participará el viernes y sábado próximo de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno, en Santo Domingo, capital de República Dominicana, que abordará temas como la crisis medioambiental, transformación digital, seguridad alimentaria y arquitectura financiera internacional, y en el marco del cual además mantendrá una reunión con mandatarios de América para analizar la migración irregular en el continente.
La portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti, confirmó el jueves pasado la presencia de Fernández en la cumbre, luego de que el jefe de Estado presentara el martes último una hernia de disco lumbar que lo obligó a mantener reposo y adecuar sus actividades en la Residencia Presidencial de Olivos.
Paralelamente a la cita iberoamericana, Fernández mantendrá una reunión con los presidentes de Chile, Gabriel Boric; de México, Andrés Manuel López Obrador; de Honduras, Xiomara Castro; de Colombia, Gustavo Petro; y de Bolivia, Luis Arce; para abordar el tema de la migración irregular en diferentes zonas del continente, informaron a Télam fuentes de Cancillería.
La agenda del Presidente
El mandatario viajará el viernes 24 hacia Santo Domingo, junto a la comitiva presidencial.
Ese mismo día se realizará la II Reunión de Ministros y Ministras de Relaciones Exteriores, con la participación del canciller Santiago Cafiero.
En tanto, el miércoles tendrá lugar la IV Reunión de Coordinadores Nacionales y de Responsables de Cooperación y al día siguiente el XIV Encuentro Empresarial Iberoamericano.
Precisamente en la previa de la cita iberoamericana, que se hará bajo el lema «Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible», Fernández mantuvo el jueves último una comunicación telefónica Pedro Sánchez, su homólogo del Gobierno de España.
Ambos mandatarios hablaron sobre el Foro de Gobiernos Progresistas, que tendrá lugar luego de la cita iberoamericana, y analizaron la agenda de trabajo conjunta para este año, que incluirá una cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Europea (UE), el 17 y 18 de julio en Bruselas.
«Para la Argentina, el espacio iberoamericano reviste valor estratégico para profundizar la cooperación regional y el desarrollo de capacidades, desde una perspectiva inclusiva y solidaria», señaló Cafiero, y refirió que «además constituye la plataforma natural para fortalecer el multilateralismo».
Las 22 naciones que se reunirán en Santo Domingo «adoptarán cuatro instrumentos a través de los cuales Iberoamérica fijará su posición y planteará soluciones a algunos de los principales retos que enfrenta la región», según indica el programa oficial de la cumbre.
El primero de esos documentos es la «Carta Medioambiental Iberoamericana», que «consolida la visión compartida frente a los desafíos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, y establece lineamientos para orientar normativas y políticas públicas en estas materias».
La posición argentina en este punto ya quedó plasmada en la reciente Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el 24 de enero pasado en Buenos Aires, donde Fernández -como presidente pro témpore de ese organismo en 2022- llevó a los foros internacionales el problema que el cambio climático implica para la región del Caribe.
«Planteé en los dos G20 que Argentina participó y en el G7 (en Alemania el año pasado), cómo la influencia del clima repercutía negativamente en un lugar tan importante, con problemas para los que allí habitan», señaló el mandatario argentino en aquella oportunidad.
El segundo es la «Carta de Principios y Derechos Digitales Iberoamericana», que «coloca a las personas en el centro de la transformación digital inclusiva, atiende a las brechas existentes y evite nuevas, y promueve principios que los Estados deben tener a la vista al implementar las legislaciones nacionales y poner en marcha políticas públicas».
Sobre este punto, en la inauguración del 39 período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que se realizó en Buenos Aires el 24 de octubre último, Fernández destacó el documento de ese organismo, que planteó «ejes de trabajo muy valiosos en relación a reducir la brecha tecnológica», y consideró que «brindan la posibilidad de identificar los vectores que permitan asociarnos en la cadena de valor como eslabones que agreguen tecnología y empleo en el proceso de producción».
El tercero es la «Estrategia para alcanzar la seguridad alimentaria», que propone, entre otras medidas, «aumentar el comercio intrarregional y el desarrollo de cadenas de suministro más resilientes, consolidar la agricultura familiar, expandir el acceso a financiamiento para transformar los sistemas agroalimentarios y fortalecer la infraestructura digital rural».
En aquella cumbre de la Celac, el jefe de Estado argentino recordó que reclamó «ante todos los foros que la guerra (en Ucrania) se termine y que deje de condenar al hambre a América Latina».
Antes, el 20 de septiembre, en la Cumbre Mundial de Seguridad Alimentaria en Nueva York, en el marco del 77º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Presidente expuso que para hablar de seguridad alimentaria es necesario analizar un modelo que «concentra el ingreso en unos pocos y que distribuye pobreza en millones de habitantes de este mundo».
Mientras que en la última Cumbre de Líderes del G20, en Bali, Indonesia, el 15 y 16 de noviembre pasado, Cafiero -quien reemplazó a Fernández debido a una gastritis erosiva con signos de sangrado que había sufrido el Presidente- enfatizó que «seguridad alimentaria significa terminar con el hambre en el mundo», e ilustró que «en los últimos años la Argentina ha producido millones de toneladas de soja, de trigo, de maíz y de aceite de girasol», y «esa producción, en su mayoría, estuvo destinada al mercado externo».
Y el cuarto es el «Comunicado Especial sobre Arquitectura Financiera Internacional», que sistematiza «una propuesta para avanzar hacia un sistema financiero internacional más justo, inclusivo y flexible, que permita a los países iberoamericanos afrontar de mejor manera los procesos de recuperación post pandemia, de transición energética, de adaptación climática y de lucha contra la desigualdad».
Sobre este ítem, Cafiero había referido sobre este ítem en el G20: «Necesitamos un cambio de paradigma financiero para avanzar en un desarrollo resiliente y sustentable».
Cafiero expresó que «América Latina y el Caribe enfrentaron en 2020 la peor contracción económica de su historia», en la cual «la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) calculó un retroceso de 27 años en los niveles de pobreza extrema», y ahora se debe enfrentar «los efectos de la guerra».
Allí, los líderes de los países miembros solicitaron en la Declaración Final la revisión de la política de sobrecargos del FMI, en línea con el planteo del Gobierno argentino desde la Cumbre del G20 en Roma, en 2021.
Ya en la cumbre del G7 en Alemania, en 27 de junio del año pasado, en la cual la Argentina fue invitada, Fernández abogó «por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo».
Los 22 países miembros, de lengua española y portuguesa, son Andorra, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Uruguay y Venezuela.
Como observadores asociados están Bélgica, Corea, Filipinas, Francia, Haití, Italia, Japón, Marruecos y Países Bajos.
Las Cumbres Iberoamericanas, convocadas y organizadas por la Secretaría General Iberoamericana (Segib), se realizan desde 1991. Tras la cita en República Dominicana, la Cumbre se trasladará a Ecuador, en 2024.
Fuente: Télam