“Me acerqué a saludar al Papa Francisco, le dí los saludos de la Diócesis”, informó Monseñor desde la Asamblea.
El obispo de La Rioja, Dante Braida le hizo llegar los saludos de la Diócesis al Papa Francisco. Fue en la Asamblea del Sínodo, el Encuentro convocado por el Sumo Pontífice donde participa el representante de la Iglesia Riojana. Al respecto, en la página web de la Diócesis Riojana, Braida esbozó opiniones sobre la primera semana del Sínodo.
“Hemos concluido la primera semana del Sínodo que estuvo marcada en primer lugar por la vigilia de oración ecuménica en la Plaza San Pedro y por el retiro que realizamos en las afueras de Roma con tiempos de oración personal a la mañana y por la tarde momentos de compartir comunitario siguiendo el método de la Conversación en el Espíritu”. afirmó Braida.
“El miércoles 04, por la mañana dimos inicio propiamente al Sínodo con la Eucaristía presidida por el papa Francisco en la que, entre otras cosas, nos dijo: “En una época compleja como la actual, surgen nuevos desafíos culturales y pastorales, que requieren una actitud interior cordial y amable, para poder confrontarnos sin miedo. En el diálogo sinodal, en esta hermosa “marcha en el Espíritu Santo”, que realizamos juntos como Pueblo de Dios, podemos crecer en la unidad y en la amistad con el Señor para observar los retos actuales con su mirada; para convertirnos, usando una bella expresión de San Pablo VI, en una Iglesia que “se hace coloquio”, agregó.
“Por la tarde se realizó la primer sesión plenaria en la que escuchamos varias exposiciones de Bienvenida y abordando los temas del sentido de este Sínodo, haciendo memoria del camino recorrido para llegar a esta instancia y el modo de participación de los convocados. Allí también el Santo Padre nos dio pautas claras sobre lo que es un Sínodo y la importancia de participar de las conversaciones con toda libertad resaltando que ‘no es un parlamento’ y que el verdadero protagonista es el Espíritu Santo”, apuntó.
“El día jueves ya iniciamos los trabajos por Grupos o ‘Círculos menores’ integrados por 10 miembros de diferentes países y un facilitador. Estos grupos están organizados por el mismo Idioma y también se utiliza allí el método de la Conversación en el Espíritu. El contenido de los temas giró en torno a la primera parte (A) del Instrumento de Trabajo[2]que versa sobre el camino recorrido hasta aquí en las consultas realizadas en la diócesis, en las síntesis realizadas allí y a nivel nacional, también sobre las experiencias en los encuentros continentales. Allí la pregunta que nos guiaba era ¿Qué SIGNOS distintivos de una Iglesia sinodal emergen con mayor claridad y cuáles necesitan ser más reconocidos, resaltados o profundizados?”, se preguntó.
“En esa oportunidad pude compartir lo vivido en la diócesis durante la pandemia, la escucha de cómo estábamos viviendo ese momento y discerniendo a allí una palabra que el Señor nos estaba diciendo, hasta llegar a las Líneas Pastorales. También compartí el camino recorrido con la escucha al Pueblo de Dios realizada ya en vistas a este Sínodo, los aportes recibido de las parroquias y áreas pastorales hasta, en la Asamblea de Noviembre del pasado años, discernir juntos las prioridades que organizamos en Luces, Sombras y Propuestas para nuestra Iglesia Diocesana”, informó.
“Este compartir grupal fue enriquecido con aportes de los otros Círculos Menores (que en total son 35) y por intervenciones libres de los participantes en tiempos dedicado a ello.Les comparto solo algunos de los tantos signos claros para una Iglesia Sinodal que se fueron compartiendo como: la centralidad de la dignidad bautismal, la importancia de la Escucha atenta de los demás, la Oración, el discernimiento comunitario, el abrir las puertas de la Iglesia a todos, el fortalecimiento del espíritu misionero en todos los bautizados, el ir a todas las periferias existenciales y geográficas, incluyendo a quienes hay que acercarse a través de medios digitales”, aseveró.
“De estos días, entre tantos testimonios escuchados me ha llamado la atención el del obispo de Camboya, Mons. Enrique Figaredo, donde buscan vivir la sinodalidad en un país donde los cristianos son una minoría; también el laico español Enrique Alarcón, miembro de FRATER una Asociación de personas con discapacidad de España, que compartió cómo ellos se alegraron de haber sido tenidos en cuenta para la consulta previa y cómo luego se comprometieron en promoverla en estos ámbitos de la discapacidad “es la primera vez que somos escuchados de este modo” decía; también el testimonio de la Hna Rosmery Castañeda, religiosa colombiana viviendo hoy en Panamá donde buscan vivir al sinodalidad con todos los desafíos de este tiempo”, detalló.