Mientras pule con gremios y empresas la reglamentación de la Ley Bases, el Ejecutivo ya prepara una reforma más profunda, inspirada en la prédica de Federico Sturzenegger y con la vuelta de algunos postulados del DNU 70/23 y de emblemas de los ’90s.
En medio del proceso de reglamentación de la Ley Bases, el Gobierno ya planifica una reforma laboral más profunda que la implantada en esa norma y que contemple, entre otros puntos, la ampliación de la jornada de trabajo por convenio, la vuelta de los tickets de comida por fuera del salario y la habilitación para la firma de contratos con pérdida de derechos adquiridos. Esos ítems, inspirados en la prédica del ahora ministro Federico Sturzenegger, formarán parte de una ronda de diálogo que el secretario de Trabajo, Julio Cordero, abrirá con sindicatos y cámaras empresarias en las próximas semanas y que permitirá, en la tesis libertaria, alumbrar nuevos proyectos de ley a ser enviados al Congreso.
Mientras tanto Cordero, que la semana pasada se reunió con la CGT y este miércoles hará lo propio con las principales cámaras patronales del Grupo de los Seis (industria, bancos, comercio, construcción, agro y finanzas), hará de la reglamentación de la Ley Bases un escenario de posible acuerdo social para congraciarse con los sindicatos y avanzar con las reformas de fondo. Entre los puntos que el Ejecutivo ofrecerá como muestra de buena voluntad figuran la posible atenuación de la norma que penaliza los bloqueos a empresas y de la que crea la figura del «trabajador colaborador» sin relación de dependencia.
Sobre el primer punto, la norma sancionada el mes pasado incluyó la figura del bloqueo a empresas bajo el paraguas legal de «grave injuria laboral» y por lo tanto, pasible de ser considerada motivo de despido con causa (es decir, sin pago de indemnización) y hasta de sanciones penales. Los funcionarios admiten que será posible incluir en la regulación una instancia previa al despido consistente en una intimación para evitar una pronta e irreparable pérdida del vínculo contractual. También contemplan reglamentar la figura del «trabajador colaborador» de modo de consolidar el lazo entre monotributistas como una modalidad asociativa de agentes libres y evitar el encubrimiento de relaciones de dependencia, como temen en los gremios.
La segunda etapa
Zanjada la instancia de la reglamentación de la Ley Bases, la administración libertaria espera avanzar con varias reformas más, algunas de las cuales figuraban en el capítulo laboral del DNU 70/23 que permanece frenado por un amparo en la Justicia del Trabajo y a la espera de la intervención de la Corte Suprema. En los equipos del Ministerio de Capital Humano mencionan como puntos no conflictivos la posibilidad de discutir un nuevo marco legal para la formación en el trabajo y hasta la vuelta de un mecanismo ausente en el mercado laboral desde hace 17 años: los tickets de comida como beneficios no remunerativos para los trabajadores.
Los denominados Ticket Restaurant, Canasta, Luncheon o de otras denominaciones fueron moneda corriente en los contratos de los años ’90 bajo el paraguas del artículo 103 bis de la ley de Contrato de Trabajo (LCT) que regula los «beneficios sociales no remunerativos» que cubren los empleadores y que no integran el cálculo salarial e indemnizatorio de los trabajadores. Su utilización fue derogada en 2007 por el Congreso a instancias de un proyecto de ley impulsado por el abogado laboralista y entonces diputado Héctor Recalde, quien a su vez había expuesto un intento de soborno captado por una cámara oculta en el que empresas de ese rubro intentaban torcer la votación.