El gobierno de Milei cambió el nombre del Gasoducto Néstor Kirchner

El gobierno de Javier Milei sigue con su política de cambiar nombres de instituciones y obras públicas vinculadas al kirchnerismo. En esta ocasión, el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner fue renombrado como el Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno. La resolución fue publicada este lunes en el Boletín Oficial, a través del Ministerio de Economía y la Secretaría de Energía.

Un cambio que divide opiniones
Este cambio de nombre no es un hecho aislado. En los últimos meses, el gobierno de Milei ha ido realizando ajustes simbólicos en diversos espacios públicos, como la modificación del Centro Cultural Kirchner (CCK), ahora denominado Palacio Libertad Domingo F. Sarmiento, o el renombramiento del Salón de las Mujeres en la Casa Rosada, transformado en Salón de los Próceres.

La simbología detrás del cambio
La obra inaugurada el 9 de julio de 2023, durante la presidencia de Alberto Fernández, conecta Tratayén (Neuquén) con Salliqueló (Buenos Aires), y es fundamental para el desarrollo energético de la Argentina. El gasoducto es clave en la distribución de gas natural desde la Cuenca Neuquina, una de las mayores reservas no convencionales de gas del mundo. Esta obra es considerada como parte de la estrategia energética nacional, con miras a garantizar el abastecimiento interno y mejorar la competitividad económica.Argentinian cuisine

El cambio de nombre responde, según las autoridades, al deseo de “dejar de lado la connotación política” del nombre de Néstor Kirchner, un gesto que ha generado polémica en distintos sectores. En su lugar, se eligió rendir homenaje a Francisco Pascasio Moreno, geógrafo y científico fundamental en la historia argentina, conocido por su labor en la defensa de la soberanía territorial de la Patagonia.

Implicancias políticas y económicas
El gasoducto, rebautizado ahora como el Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno, es un proyecto clave para el transporte de gas hacia el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y otras regiones productivas. También se prevé que esta infraestructura permita aumentar la exportación de gas a países como Brasil y Chile, en línea con los intereses de la administración Milei de expandir los mercados internacionales.

El cambio de nombre ha sido visto como parte de la disputa cultural que actualmente atraviesa el país, donde cada sector busca reivindicar su visión histórica.

Reacciones en el ámbito político
Las reacciones ante el renombramiento fueron inmediatas, con algunos analistas destacando que la decisión del gobierno busca consolidar la nueva narrativa histórica impulsada por Milei. Otros, en cambio, consideran que estos cambios son una provocación innecesaria que solo profundiza las divisiones políticas del país.

En lo económico, la obra sigue siendo una de las principales apuestas del gobierno para fortalecer la infraestructura energética nacional y fomentar inversiones, como las anunciadas en junio, por un monto de 700 millones de dólares, para ampliar la capacidad del gasoducto.

Este proyecto no solo representa un hito en la política energética, sino también una herramienta clave para la soberanía energética de Argentina. La reconfiguración simbólica de los espacios públicos y obras como el gasoducto, sin embargo, se entrelaza con una constante disputa por los relatos históricos y la batalla cultural que ha marcado la gestión de Javier Milei.

El cambio en el nombre del gasoducto, aunque parte de un rebranding, también se percibe como un intento de reescribir los símbolos del país, desplazando figuras y construyendo una nueva memoria nacional.

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