Boca y Racing empataron sin goles en los cuartos de la Libertadores

Libertadores y la serie quedó abierta. El Xeneize fue superior, dominó y tuvo las más claras, pero le faltó eficacia para concretar la ventaja por la que luchó durante toda la noche. La lesión de Valentín Barco encendió las alarmas.

Jorge Almirón guardó el equipo hasta último momento. La duda de Cavani, la incógnita del planteo que pondría en cancha y el poderío ofensivo que pondría en cancha estaba todo entre interrogantes buscando sorprender a Gago desde la táctica.

Pero los trucos no funcionaron, Racing tenía en claro lo que iría a buscar al Alberto J. Armando y se plantó en campo propio esperando que el local hiciera todo el esfuerzo para golpearlo de contra, cuando su defensa esté desprotegida. Sufrió, estuvo cerca de quedarse con nada, pero con el correr de los minutos los de Almirón fueron perdiendo claridad y todo terminó en una aburrida igualdad.

Avasallante, con los desbordes del Colo Barco, y Frank Fabra por izquierda y las escapadas de Cristian Medina tratando de asistir a un movedizo y solidario Edinson Cavani, Boca se hizo dueño del partido durante todo el primer tiempo.

Un potente cabezazo de Edinson Cavani, que Gabriel Arias atajó con una gran reacción, la gran salvada de Nicolás Oroz en la línea tras una jugada por la izquierda que llegó a desviar con una increíble precisión para que la pelota no terminara en gol en contra y un gran frentazo de Figal que se fue por arriba, demostraron el dominio de un equipo que prácticamente no tuvo que preocuparse defensivamente en la primera parte.

Segundos antes del entretiempo, ocurrió uno de esos episodios que cambian los partidos. Una fuerte patada dejó afuera a Barco, el lateral que esta noche jugó como volante empujaba a Boca hacia adelante con su vértigo y gambeta. A poco del inicio del complemento debió salir lesionado y los de Almirón perdieron su picardía ofensiva.