Más de 30 funcionarios renunciaron a su cargo para presional al primer ministro. Inflación, desgaste de su imagen y escándalos, un cóctel que lo pone en jaque.
A cada hora que pasa se alarga la lista de ministros y funcionarios que renuncian en el Reino Unido. Con mayor o menor jerarquía, todos forman parte del gobernante Partido Conservador y dan el portazo por un motivo: dicen que perdieron la confianza en Boris Johnson.
El primer ministro británico viene golpeado desde principio de año cuando se hicieron públicas las fiestas que
habían organizado en plena cuarentena en Downing Street, residencia oficial de Johnson. Este escándalo se lo llamó el “partygate”, pero no fue el único.
Le siguieron turbulentos meses donde se empezaron a filtrar denuncias de corrupción contra funcionarios o diputados cercanos al primer ministro, miembros del parlamento que renunciaron por mirar pornografía y acusaciones por acoso sexual dentro del partido.
Dentro de este contexto se esconde un trasfondo político, social y económico. Aunque el caso que terminó por encender la mecha de las renuncias se conoció la semana pasada.
La denuncia que puso en jaque a Boris
La pesadilla para el primer ministro empezó cuando en febrero de este año decidió colocar en el estratégico puesto de whip parlamentario -que se encarga de dirigir y “disciplinar” los votos del Partido Conservador- a Christopher Pincher, un hombre cercano y de confianza para Johnson.
La semana pasada Pincher tuvo que renunciar a su cargo después de que dos legisladores lo acusaron de emborracharse y manosearlos en un bar de Londres. Johnson aceptó la renuncia y sus voceros se encargaron de asegurar que el líder no tenía conocimiento de casos previos a su nombramiento.
Lo que supuestamente desconocía era que Pincher efectivamente había sido denunciado por secretarios, empleados y colegas por repetidos casos de acoso. Quien echó luz sobre la verdad fue Simon McDonald, exsecretario permanente del Ministerio de Exteriores, quien envió una carta al Parlamento para decir que Johnson sí sabía de sus antecedentes.
Conocida esta carta, el propio Boris Johnson tuvo que reconocer su “error” por haber nombrado a Pincher, dijo que el diputado se había comportado “muy, muy mal” y le pidió disculpas a las personas afectadas. Estas disculpas ya eran tardías.
Otros escándalos y moción de censura fallida
“Boris no está frente a una tormenta, sino a un huracán”, sintetizó con firmeza ante TN Sam Halvorsen, profesor de la Universidad Queen May de Londres. Sucede que a la polémica de Pincher se le suman una serie de fuertes turbulencias en el último año.