Después de tres derrotas seguidas, el Eterno se reencontró con la victoria y festejó por 86-80 de local. Espinoza (17 puntos y 9 rebotes) fue el máximo exponente.
Riachuelo se recuperó y volvió a festejar en casa. Luego de tres derrotas consecutivas (ante Quimsa de local, frente a Argentino en Junín y contra Platense también en casa), el Eterno se llevó un necesitado juego ante Unión de Santa Fe en el Superdomo, recuperando la sonrisa ante su gente y dando un paso importante para mantenerse en puestos de playoffs. Fue 86-80, aguantando la reacción rival en el complemento.
Pablo Espinoza fue una de las máximas figuras de la noche, tras firmar 17 puntos con 9 rebotes y 28 de valoración para los riojanos. También hay que sumar el trabajo de Selem Safar, que anotó otros 17 tantos, mientras que Martín Leiva (15 unidades y 7 rebotes) y Rodrigo Sánchez (12 más 9) completaron el póquer de destacados en el ganador.
Los riojanos hicieron los deberes en el primer cuarto, con un altísimo goleo marcando 31 puntos y sacando ya desde ese inicio una brecha de veinte unidades (31-11). Esa ventaja se mantuvo al ingresar al descanso largo, en un local que supo sostener una muy buena defensa (51-31), sin embargo en el segundo tiempo llegó el despertar de Unión y el partido cambió.
Los de Juanfra Ponce fueron encontrando mayor fluidez, ajustaron detalles claves y se metieron en partido. Si bien no llegó a darlo vuelta, la presión y la necesidad del Tatengue comenzó a asfixiar a un Riachuelo que supo resistir hasta el final. Los dirigidos por Dani Farabello aguantaron la embestida y terminaron quedándose con una victoria importante, sosteniéndose parcialmente en el 12° lugar de la tabla y con un mejor perfil de cara a playoffs.