El jugador ya palpita su presentación con la camiseta del «Eterno». «Estoy emocionado de jugar esta temporada en Riachuelo», señaló.
A través de un comunicado, la dirigencia del club Riachuelo cuenta la vida de Latraius Mosley, quién es uno de los refuerzos que tendrá el plantel que afrontará la Liga Nacional que se avecina.
Siempre soñó con jugar al básquet de forma profesional y ahora que lo consiguió también quiere ser entrenador y ayudar a los niños que aman el deporte a mejorar sus habilidades. Un repaso por su historia y carrera.
Latraius Mosley tiene 32 años y nació en Alabama, Estados Unidos. Viene de una familia muy unida y con frecuencia recuerda las noches que pasaba jugando con su primo en la entrada de su casa. Siempre tuvo como pasatiempo jugar al básquet pero recién en los primeros años de la escuela secundaria se planteó dedicarse de lleno al deporte.
Se formó en el colegio Tanner High School y tras graduarse en el 2009 dio el salto al Northwest Florida State para jugar en la NCJAA. Estuvo de gira por Asia y también participó en las ligas semiprofesionales de Estados Unidos (Citi Team Blazers).
En el 2018 cuando estaba jugando en California un agente lo contactó y le preguntó si le gustaría jugar en Argentina, no lo dudó un minuto y así llegó a San Martín de Mendoza. «Desde ahí Argentina es mi segundo hogar». Latraius brilló en aquel torneo provincial en el cual promedió 24.1 puntos y 7.9 rebotes.
El trabajo, la disciplina y la pasión por la naranja lo caracterizan y siempre demostró con su juego que es capaz de alcanzar cualquier objetivo. Luego de su paso por Mendoza, rápidamente le llegaron ofertas de Rivadavia y Libertad de Sunchales. En cada equipo en el que estuvo sus números reflejan su excelente rendimiento.
Más tarde tuvo su oportunidad en Atenas de Córdoba y allí se destacó por ser el segundo máximo goleador del Súper 20. «Fue una buena oportunidad de jugar en una hermosa ciudad con muy buena gente».
Después de vivir durante cinco años en el país reconoce que hizo muchos amigos a los cuales considera familia pero todavía sigue aprendiendo el idioma: «a veces el lenguaje me domina», reconoce entre risas.
Desde su llegada a la Argentina no para de crecer y sorprender y ahora es su momento de jugar en el Eterno. «Estoy emocionado de jugar esta temporada en Riachuelo. Es un gran equipo y creo que llegaremos muy lejos, incluso más allá de los playoffs. Ya quiero que llegue el momento de jugar en el Superdomo».