El capitán del equipo de básquet masculino fue aplaudido por sus compañeros, los rivales y el poco público que estaba en el estadio donde el conjunto nacional perdió ante Australia.
Uno de los momentos bisagra de los Juegos Olímpicos de Tokio para el deporte argentino se vivió hoy en el partido que la selección de básquet perdió contra su par de Australia, en cuartos de final.
Luis Scola fue despedido con aplausos por sus compañeros, ambos cuerpos técnicos y los jugadores rivales, luego de ser reemplazado antes del final del encuentro. El respeto que generó el basquetbolista a lo largo de su carrera se explica en su enorme desempeño tanto adentro como afuera de la cancha, donde se transformó en uno de los íconos del deporte nacional.
El capitán argentino es un símbolo y embajador en todo del mundo, ya que jugó en la NBA varios años, Europa y hasta en China. Su condición de máximo jugador de la selección se justifica a partir de que nunca dejó de jugar torneos cada vez que lo llamaron.
A los 41 años, el interno se mostró en gran forma física ya que hizo una gran preparación para su último torneo en el país asiático. Este certamen se iba a disputar el año pasado pero se pospuso por la irrupción de la pandemia y Scola debió extender su carrera con el seleccionado para despedirse en la cancha.
En su último partido, Luis anotó 7 puntos y bajó 4 rebotes, y anteriormente fue goleador en la única victoria de la competencia que logró su equipo sobre Japón, en el cierre de la primera fase.